Por Adrianelly Hernández
En la ida de las semifinales de la Liga MX Femenil destacó el hecho de que los partidos de futbol no sólo se ganan con estrellas, también con estrategia y fortaleza mental, así lo demostraron Chivas y Pachuca, quienes enfrentaron a América y Tigres, los dos monstruos de la fase regular, y salieron no ilesos, sino victoriosos y con un pie en la gran final. ¿Cuál fue la clave para que Fernando Camacho y Eva Espejo supieran hacerle frente a estos equipos?
Para Chivas, el torneo fue un proceso de menos a más. En la primera mitad del certamen cayó ante Tigres y Rayadas, derrotas que de alguna forma estaban presupuestadas, pero sirvieron para partir de ellas y mejorar, y es que tan sólo contra las felinas, pese a que perdieron, fueron la escuadra menos goleada en el Universitario con sólo un 2-0 en contra.
Lo anterior sirvió para el Rebaño se convirtiera en una escuadra que no se confiaba de ningún equipo, que buscara tener una defensa sólida y atacantes contundentes, como Brenda Viramontes y la misma Norma Duarte, quien se enrachó en la recta fina del torneo; aunado a esto, Camacho tuvo una base sólida, con Arlett Tovar, Tania Morales y Viramontes; la primera con el 100 por ciento de minutos jugados, lo que demuestra que el estratega depositó su confianza en ciertos elementos que, al final, sacaron adelante el barco. Por eso Chivas no dejó ir puntos contra equipos como Necaxa, Santos o León, caso contrario de las regias, tanto felinas como Rayadas, quienes perdieron puntos frente a rivales que, en el papel, tenían menos futbol.
En conclusión, Chivas se transformó en un equipo poderoso porque precisamente se convirtió en un «conjunto», que jugaba de forma colectiva en busca de alcanzar los resultados; contra América, la cuestión psicológica estaba en su contra, pero el impulso de su dorsal 10, Morales, provocó que se levantaran de la lona cuando América ya se enfilaba hacia una goleada. Se notó también que el regaño de Camacho al medio tiempo surtió efecto y que estudió a la perfección al equipo de Leonardo Cuéllar, que con todas sus grandes jugadoras no tuvo capacidad de reacción.
Por otro lado, Espejo sabe qué tipo de plantilla tiene: futbolistas con mucha experiencia, como Mónica Ocampo, Karla Nieto, Liz Ángeles y Yamile Franco, quienes cobijan a los jóvenes como Berenice Muñoz, Yanin Madrid, Fátima Arellano, Diana García o Karen Gómez. La entrenadora volvió a depositar su confianza en su base juvenil, les dio la responsabilidad de sacar al equipo adelante ante una máquina de hacer goles como Tigres, y obtuvo respuesta; y es que algunas de estas jugadoras ya habían pasado una mala jugada frente a Cruz Azul en el Hidalgo (Alejandría Godinez, Karen Gómez y Yanin Madrid), pero precisamente, creo que lo tomaron como su revancha y qué mejor que ante uno de los mejores equipos del torneo y el que parecía invencible. Fue tanto el envión anímico que significó el que Eva volviera a confiar en ellas que Madrid fue una de las más destacadas, incluso estrelló un balón en el travesaño y dio la asistencia para el segundo gol, marcado por Ángeles.
Quizá la goleada es más escandalosa de lo que debía ser, pero lo cierto es que las regias tampoco tuvieron tantas oportunidades claras, lo que habla de cómo las Tuzas formaron un cerrojo en su parte baja, de cómo valieron más las ganas y el coraje de defensas como Arellano y Natalia Melgoza, que la habilidad de Belen Cruz y Carolina Jaramillo, quienes no encontraron la llave para penetrar al área tuza con claridad. Y no, no es demeritar el talento de las jóvenes de Tigres, más bien, es exaltar la fortaleza psicológica que Espejo inyectó en su escuadra que fue capaz de anular a un grupo de las mejores futbolistas del país.
Tan sólo en los partidos de ida y tomando en cuenta que si se compara jugadora por jugadora, tanto América como Tigres tienen mejores planteles (por recorrido nacional e internacional en sus elementos), fue la mentalidad, el liderazgo y el coraje los elementos que dieron el triunfo a Chivas y Pachuca. A veces, el talento no lo es todo.