La Selección Mexicana de Futbol sólo ha participado en tres de las siete ediciones de las Copas del Mundo organizadas por la FIFA, en Estados Unidos 1999, Alemania 2011 y Canadá 2015, algo escaso si se considera que la práctica del futbol femenil en el país se remonta a principios de la década de los 60 del siglo pasado.

Algo de historia

En los 60 comenzaron a surgir algunas ligas amateurs que integraban a jóvenes interesadas en practicar futbol, sobre todo en el centro del país, esto de acuerdo con la extensa investigación hemerográfica de Maritza Carreño en su trabajo de tesis “El futbol femenil en México 1969-1971”.

Según lo recopilado por Carreño, los primeros equipos salieron de la porra del América: el América Azul y el América Crema, tras la inquietud de las mismas muchachas y con el apoyo del club, aunque no pasó más allá de darles el visto bueno, sin embargo, era uno de los primeros pasos para el boom de la mujer mexicana en el futbol. Es así como surge el Tri Femenil de los 70, que participó en los Mundiales de Italia 1970 y México 1971, aunque no fueron reconocidos por la FIFA.

La época moderna

A pesar del boom de los 70, la llama del futbol femenil azteca se fue apagando, provocado en gran parte por los malos manejos en el Mundial que el país organizó en 1971 y del varias jugadoras quedaron desencantadas por lo poco que ellas recibieron, aun cuando el Estadio Azteca lucía repleto y se decía que las ganancias habían sido millonarias.

Por lo anterior, el futbol femenil de alto nivel quedó pausado y no fue sino hasta la década de los 90 cuando comenzó a revivir. En  1991 y 1995 se organizaron selecciones al vapor para intentar calificar a las justas mundialistas, pero no había posibilidades para las tricolores, pues se encontraban a años luz del nivel de Canadá o Estados Unidos.

Las eliminaciones del Tri Femenil en ambos procesos encendieron las alarmas, en un contexto mundial que empezaba a velar por la equidad de derechos tanto para hombres como para mujeres, por lo que México no podía quedarse atrás. En 1998 el entonces presidente de la Femexfut, Enrique Borja llamó a Leonardo Cuéllar para que se hiciera cargo de las Selecciones Femeniles, esto rumbo al Mundial de Estados Unidos 1999, una oportunidad de oro para las verdes, pues al estar vacío el lugar de las de las barras y las estrellas al ser las anfitrionas, ellas podían tomar su lugar.

Cuéllar tomó el proyecto que previamente habían trabajo Guillermo Monterd y Carlos Pedrín y comenzó una nueva era para el futbol femenil mexicano, que lo llevó a poder participar en su primer Mundial, luego de vencer  a Argentina en el repechaje.

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