Lydia Nayeli Rangel Hernández nació el 28 de febrero de 1992 en Monterrey, Nuevo León, una ciudad que muchos catalogan como la que vive más intensamente el futbol y parece que tuvo repercusión en la pequeña, quien desde sus primeros años se interesó por esta disciplina, pues su entorno familiar se desarrollaba en medio del pambol, sobre todo en la convivencia con sus hermanos.
Ese amor por el balompié que desarrolló desde niña la llevó a las filas de la Selección Mexicana de futbol, cuando el equipo juvenil Sub-20 era comandado por Andrea Rodebaugh. La mediocampista comenzó a ganarse un lugar hasta quedar en la lista definitiva de jugadoras que disputaría la Copa Mundial de esta categoría en Chile 2008. Fue titular en el partido que México perdió 2-1 contra Noruega, aunque ya no vio actividad en las goleadas frente a Brasil y Corea del Norte, 5-0 y 5-1, respectivamente.
Pese al mal trago en tierras sudamericanas por las sendas derrotas del Tricolor, Rangel continuó su proceso en selección y repitió en la categoría Sub-20, ahora bajo la tutela de Roberto Medina. Es precisamente en este periodo cuando ella y el resto de su generación empezaron a destacar, con lo hecho en la Copa Mundial de la categoría en Alemania 2010, y es que fue la primera ocasión que un selectivo azteca de mujeres superó la fase de grupos en una justa mundialista. Lo destacado: Rangel ya no era la novel futbolista de dos años atrás, ahora portaba el gafete de capitana y se notaba su liderazgo en la cancha. Llegó la madurez.
En aquel torneo México dio par de campanazos. Primero empató a tres contra Japón. En ese partido, Rangel marcó el tercer gol, que además, en ese momento significaba un 3-1 a favor de las verdes: Stephany Mayor dejó en el camino a tres niponas tras caracolear cerca de las bancas, llegó a línea de fondo y sirvió una pelota perfecta a la que Nayeli se lanzó sin dudar para dar un cabezazo y sacudir las redes. La regia quedó al borde de las lágrimas, con la emoción desbordada que quería saltar de su pecho, la capitana había marcado un gol que podía ser histórico. Y aunque al final las asiáticas igualaron los cartones, México comenzó a hacer ruido.
Para el segundo encuentro, las pupilas de Medina se midieron a Inglaterra, y ahí se hizo realidad la sorpresa de México en el Mundial. Con gol de Renae Cuéllar, las aztecas conseguían un triunfo de oro en su historia dentro de las Copas del Mundo.
En el tercer duelo, se empató a un gol con Nigeria y ya en los cuartos de final, el Tricolor cayó 3-1 ante Corea del Sur, pero esa generación, comandada por una Nayeli Rangel que jugó todos los minutos, anotó, peleó cada pelota y animó a sus compañeras, marcó un hito en la historia moderna del futbol femenil mexicano.
Esa camada de jugadoras se convirtió en el estandarte de un futbol femenil mexicano de calidad, uno que pintaba para ya no quedarse en el “ya merito”, sino hacer realidad los objetivos, por esa razón, en la actualidad, Rangel y muchos de sus entonces compañeras son referente en el equipo Mayor y han logrado metas como jugar en el extranjero, tal es su caso y el de Mayor, Valeria Miranda, Charlyn Corral y Cecilia Santiago.